lunes, 22 de abril de 2013

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con sangre las interrogantes que le hacen sus dudas, a ahogar con ella la voz que le dice que vive en lo falso, que todo eso es simple inautenticidad. La principal ocupación del fanático es mentirse. Ni el hombre sinceramente instalado en sus creencias ni el intelectual puede ser fanático, el primero porque esta de verdad seguro y sereno; el segundo porque sabe que toda idea es cuestionable, y aún siendo verdadera no la confunde con la realidad. El fanatismo se queda para los que blanden creencias en las que no están o los que manejan desde fuera ideas que no son suyas.
Séneca, es estoico de Córdoba, enseñó que en tiempos difíciles, cuando todo a nuestro alrededor parece derrumbarse, no tenemos más recurso que nuestra vida interior. Su consejo para responder a las agresiones externas es: “no permitas que te conquiste nada excepto tu propia alma”.
Tal vez su mejor ilustración sea la figura del más famoso de los guerreros cristianos: El cid campeador, que simboliza la tradición del comandante militar como árbitro absoluto del poder y que a su vez hace ricos materialmente a sus soldados. Como nos informa el mismo poema del Mio Cid: “ Los conquistadores españoles y , después, los liberadores americanos, habrían de hacer lo mismo en su propio tiempo: cortés en México y bolívar en Venezuela son vistos como espíritus nobles que al mismo tiempo le pagaron a sus soldados con la propiedad de las tierras conquistadas.
Lo característico de la época medieval es la visión unificada del mundo.
En otro extremo, San Juan de la Cruz busca las cimas del amor en un viaje espiritual de la carne hacia la inmaterialidad absoluta, necesaria para ver a Dios, y se despoja de toda atadura terrena.
Actualmente la palabra “burgués” esta desprestigiada, pero esto no sucedía en el siglo XVIII, cuando la burguesía hizo posible la revolución francesa y cambió radicalmente el sistema político imperante en Europa.
El judío es quizá la primera figura de la burguesía, es el hombre que acumula capital como auto defensa. Estaba condenado a buscar la riqueza puesto que su situación era tan efímera y tan problemática que necesitaba dinero para poder combatir los múltiples enemigos que tenía por la cuestión religiosa.

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